sábado, 24 de mayo de 2014

Capitulo 7


Papá le devolvió la sonrisa a medias y volvió la mirada hacia Agustin y Cande, sentados en frente de mamá.
-Vaya. No sabía que traicionaban a su propia comunidad, andando con los de Est High. –Exclamó papá, mirándolos como si fueran una plaga.
-Nosotros no somos parte de su estúpida riña entre perros y gatos, Lanzani. -Soltó Agustin .
-Exacto. –Afirmó mamá.
-Bien… ya me voy. –Dijo papá.
-Es la mejor idea que he oído venir de ti. –Dijo mamá.
-¡Hey! –se quejó él. Ella levantó la vista y sacó la pajilla del batido de su boca.
-Que me hayas comprado un batido para enmendar tu desastre no significa que yo haya cambiado mi opinión acerca de ti. –Estampé mi mano contra mi frente de nuevo. Mamá no me la ponía fácil.
-Supongo que es cierto. –Expresó él.
-Espero no toparme contigo Lanzani. –Mamá metió la pajilla a su boca una vez más y papá se fue sin decir nada. Creo que le sorprendió la falta de tacto que tuvo ella con él, era como si no le importase que el chico más guapo y popular del instituto le dirigiera la palabra. Yo misma me impresionaba.


Me senté al lado de mamá, coloqué mi cara en el cuenco de mi mano, estaba frustrada; todo mis esfuerzos en vano por la testarudez y orgullo de mis padres.
Empezaba a creer que era mejor no existir, sí, eso había pensado alguna vez, por eso había pedido este deseo. Aunque no sería malo volver a casa e ir al estúpido internado al que querían enviarme, al menos no tendré todo el peso de su relación encima. Yo ni si quiera había tenido novio alguna vez, obviamente no tenía la mínima idea de cómo lidiar con esto.
Pensé que si tal vez golpeaba mis talones tres veces volvería a mi habitación. Lo intenté. No funcionó.
Cuando estaba a punto de darme por vencida vi a papá hacer un ademán para que me acercara a él.
Me levanté del asiento, ni siquiera tuve que decir nada, estaban muy ocupados hablando de solicitudes para universidades. Caminé hacía papá sentado en la barra y me paré frente a él.
-¿Qué es lo que pasa con tu amiga? –Preguntó disgustado. Me sorprendí.
-Yo no lo sé. ¿A qué te refieres? –Le pregunté cruzada de brazos.
-Es que ella es… ¡Yo no le agrado! ¿Por qué? Yo le agrado a todo el mundo. -¿Ego? ¿Dónde? A lo mejor está escondido detrás de tu gran cabezota Lanzani.
-Pues no ha todos, al parecer. –Rodé los ojos. Tampoco me satisfacía la idea de que no a ella no le agradara él, era justamente lo que había estado intentado cambiar pero mi madre era terca, mucho demasiado, y no debías contradecirla. En el presente, o presente-futuro, como sea; papá y yo aprendimos eso a la mala.
-Bueno hay que hacer algo, porque yo tengo una reputación y ella la puede arruinar. Y sus amigos no ayudan, también me odian pero no tanto como ella. ¡Está acabando conmigo! –gritó desaforado. Nadie nos prestó la mínima atención debido al ruido de los murmullos y gritos de las otras personas.
-No está acabando contigo. Ella no acabaría ni con una mosca, solo mírala. –apunté hacia ella.


Estaba mofándose de Cande y Agustin , poniendo la boca como un pez, simulando los besas que se daban. Tomó un sorbo de su batido y le quedó un bigote blanco que después limpió con su lengua mientras trataba de verlo. Papá soltó una risa mientras la veía-. ¿No es adorable? –Le pregunté.
-O es buena actriz. –dijo él. Entrecerré mis ojos-. Debes admitir que es un poco gruñona.
-Con el tiempo, te darás cuenta de que se ve linda cuando te regaña. –Papá le dio un sorbo a su batido de mango-. Puedo ayudarte a caerle bien y que recuperes… lo que sea que hayas perdido; la dignidad, la reputación de chico adorable con hoyuelos, o lo que sea. –Él me miró con una ceja levantada.
-¿Soy adorable para ti?
-Escucho a las animadoras huecas hablando en los pasillos. Te han llamado así varias veces. No te creas mucho, yo también tengo. –Le sonreí presumiendo mis hoyuelos claramente heredados de él.
-Sí, sí que los tienes. –Al fin dejó de coquetearme. Creo que se dio por vencido.
-¿Entonces sí? –pregunté.
-¿Sí qué?
-¿Quieres que te ayude? –Él echó un vistazo hacia donde estaba mamá y torció la boca.
-Parece difícil.
-A ti te gusta lo difícil. –Le recordé.
-¿Segura que no nos conocemos?
-Jamás me has preguntado si nos conocemos.
-¿Y nos conocemos?
-No. –Él me miró con una mueca de incertidumbre. Dejó el batido de lado y se cruzó de brazos.
-Bien. –sonreí satisfecha. Mi plan estaba funcionando.

Continuara......

1 comentario:

Gracias es muy importante para mi :3