sábado, 24 de mayo de 2014

Capitulo 8


-¿Cómo debería empezar? –Preguntó mientras pasaba su mano derecha por sus risos alborotándolos, llevándolos hacia atrás para luego dejarlos caer sobre su frente.
-No lo sé. –Musité llevando mi mano derecha a mi barbilla en pose pensativa.


Y luego recordé, mamá había contado la historia, la primera vez que papá le pareció atractivo fue en la fiesta de de la hermanas Grimm. Gemelas, Margaret estudia en Est High y Cornelia enNoth High por problemas de conducta de Margaret –Los cuales, en mi época, aun conserva. Está en la cárcel, tú me dirás- ya que están de punta a punta –relativamente- y su casa está en un punto intermedio hacen –O hacían- una fiesta anual, algo como una tregua entre las comunidades de estudiantes; por lo que la tía Cande obligó a mamá esa noche a ir a la jodida fiesta y terminó gustándole papá. « ¡Bravo Allegra! Eres genial». Me felicite-. Invítala a la fiesta. La de las Grimm, por lo que sé es mañana. –Miré la fecha en una cartelera que yacía debajo del gran reloj de la heladería, no me había equivocado, soy extraordinaria.
-¿Y aceptará? –preguntó no muy seguro.
-La convenceré. –Me encogí de hombros.
-Está bien. –Dijo. Yo sonreí.
-Bien, invítala mañana, en el almuerzo. –Aconsejé.
-¿Estás segura de que no voy a terminar con una ensalada de pollo en la cabeza? –Yo reí. Probablemente.
-Que no, pesado. Me iré ahora. –Giré y volví para volver con las chicas y Agustin - Ah. Otra cosa. –Me volví de nuevo para mirarlo-. En el futuro, no digas lo siento si no estás dispuesto a hacer nada para cambiarlo, porque es más bien un no me importa. –Él asintió algo avergonzado y yo volví a mi sitio. Me senté junto a Mamá y más allá estaba la tía Euge, en frente Cande sobre Agustin .
-¿Qué hablabas con Lanzani? –Preguntó Euge.
-Nada, cosas. –Dije sin darle importancia.
-Uh cosas. –Agustin movió las cejas rítmicamente. Mamá no dijo nada, estaba con la cabeza abajo, bebiendo de su batido.
-¿Qué? ¿Él y yo? No. Imposible. –Les dije. Mamá seguía sin decir nada-. No es que sea un tonto. No. creo que lo subestiman pero nunca podría pasar. No es mi tipo ni lo será. –Dejé en claro.
-Agustin no era mi tipo. –Insinuó Cande, apretando la mejilla del chico.
-Bueno. Eso no puedo negarlo. Pero si a esas estamos; Peter es menos el tipo de Lali que mío. –La miré. Ella me miró sin expresión. Volvió su mirada al batido.
-Él no me gusta. –Solo dijo eso.
-Vamos, ni a mí. Pero a que es lindo –Le sonreí ella se encorvó más.
-¡Aja! –Euge me acusó con un dedo.
-Eso no significa nada. Puedo decir que eres linda, lo cual es cierto; pero no por eso me gustas ¿O sí? –Ella frunció el ceño.
-Vale. Me has ganado. –Ella volvió a su helado de fresa.
-Entonces ¿No es lindo, Lali? –Mamá volvió a verme.
-Eso supongo. –Se encogió de hombros.
-Ahí está. No es tan malo. Te ha comprado un licuado y ha llegado aquí muy avergonzado por lo que te hizo. –Le recordé.
-Sí. Ya, es un ángel de persona. ¿Podríamos dejar de hablar de Lanzani? Me pone de nervios. –Se expresó con un gruñido.
-¿Por qué te pone de nervios? Es solo un chico –Pregunté levantando una ceja.
-Ah… no es solo él. –Se escudó con su batido.
¿Todos los chicos te ponen de nervios? –Pregunté una vez más con la ceja levantada- ¿Es qué Agustin también te pone de nervios, o Nico?
-Espero que no. –Saltó Cande rodeando el cuello
-¡No! –exclamó exasperada.
-Más te vale. –Comentó Euge.
-Entonces no veo razón para que te ponga de los nervios si no te gusta. A menos que eso sea. –Me crucé de brazos. Ella sorbió hasta la última gota de ese batido.
-Es intimidante ¿De acuerdo? –Dejó el vaso sobre la mesa. Bajó la mirada mientras revisaba sus uñas, tratando de evadir mi mirada.
-Te apoyo. Aunque yo lo soy más. –repliqué.
-No. De eso no hay duda. –Hizo un mohín. Yo reí. Ella no sabía que yo era la hija de Lanzani; si le hubiera dicho algo como eso me hubiera dicho que estoy loca pero, definitivamente, hubiera llamado a la policía si se me hubiera ocurrido decirle que soy su futura hija CON Lanzani. Ahora entiendo por qué el matrimonio no funcionó; no fue un engaño, no fue la economía; fueron las diferencias entre esas dos personas que lograron crear su propia salvación en un intento de estar juntos, sin conseguir la gloria. Un desastre total.
-Vamos a casa. Tengo un montón de tarea que hacer. –Dijo mamá- ¿te quedas, Euge? –La miró. Ella tenía la mirada perdida en la sonrisa encantadora del tío Nico. A quien yo había cachado varias veces mirándola.
-Sí. Me quedo un rato. –Suspiró mordiendo su labio inferior.
-Dios te ayude, Eugenia. –Mamá dio unas palmaditas en su hombro y se levantó, me levanté con ella y le di espacio para pasar.


Nos dirigimos a la salida pero antes de salir Peter se giró a vernos y dijo-: ¡Adiós, Lali! Te veo mañana. –Para después guiñarle un ojo. Yo no cabía en mí de mi felicidad. Todo estaba yendo de fábula, muy pronto volvería a casa con mi, algo cambiada, vida.
-¿Y a este que mosco le picó? –Susurró mamá, saliendo junto a mí por la puerta después de solo sonreírle nerviosamente a papá.
-El mosco de la sinceridad y la gentileza.
-Pues, ya era hora. –Dijo. Yo reí.
-¿Si te invitara a salir que dirías? –Pregunté como quien no quiere la cosa.
-Nada. Porque estoy segura de que él no lo haría. –La dejé soñar por un rato. Hasta mañana a la hora del almuerzo.
-Ya. Pero en el remoto caso, hipotéticamente hablando… -Ella miró el pavimento con inexpresivo semblante.
-Allegra. Las personas como él no deberían estar con personas como yo. Por mucho que quisiéramos, lo cual no es nuestro caso. No funcionaría. –Pues sí. Y que lo diga, lo suyo no funcionó.

Continuara........

1 comentario:

Gracias es muy importante para mi :3