martes, 27 de mayo de 2014

Capitulo 18


Mamá salió del baño, pisando fuerte. Yo pretendí venir llegando, haciéndome la que no sabía nada.
-Oh, Allegra. ¿Cuánto tiempo estuviste allí? –Me preguntó.
-El suficiente para saber que tengo que disimular y no decir nada. –Esbocé una sonrisa en mi cara.
-Gracias. –Dijo en un suspiro.
-Hola Peter. –Saludé a papá quien venía saliendo del baño.
-Hola Allegra. –Me dio una sonrisa. Se acercó a mamá por detrás y plantó un pequeño beso en la mejilla de mamá. Eso me alegró el día, me imagino despertar todos los días y encontrarlos así en la cocina. Sería un sueño.
-Nos vemos luego Lali. –Dijo. Se colocó sus lentes oscuros y desapareció por el pasillo.
-O. M. G. –Pronuncié emocionada.
-No digas eso. –Mamá rodó los ojos. Me puse a dar saltitos indeteniblemente.
-Tú y él. Awww ¡Son tan lindos! Parecen un par de conejitos. –Mamá bufó.
-Perros y gatos, más bien. –Empezó a caminar por el pasillo.
-¡Lali! –Me puse a perseguirla. Ella caminaba rápido y el tumulto de gente era cada vez más grande. La perdí por un segundo pero la encontré al instante, ya que se detuvo en su casillero.
Muchos chicos se le acercaban mientras la miraban descaradamente ¿En dónde estaba papá cuando se le necesitaba?

Seguro la vieron anoche, y como convencí a mamá de ponerse bonita hoy creen que es una zorra como Mariela.
Me acerqué.
-Despejen el área zamuros, este cadáver ya tiene dueño. –Les dije, usando mi cuaderno para ahuyentarlos como si fueran moscas.
-¿Ah sí? ¿Y quién es? Si se puede saber. –Preguntó un chico de cabello negro, de piel blanca y ojos verdes, estructura fornida y alto.
-Peter Lanzani. –Gruñí. Él abrió los ojos sorprendido. Miró a mamá quien rodó los ojos pero no dijo nada. Todos ellos se retiraron.
-¿Por qué les dijiste eso? –Preguntó mamá algo seca.
-Solo quería ahuyentarlos.
-¿Y si quería salir con uno de ellos? –Preguntó, yo reí.
-Cariño, tú solo quieres a Peter. –Ella cerró su casillero. Se cruzó de brazos y recostó su espalda de este.
-¿Es tan obvio? –Preguntó algo frustrada. Yo celebré por dentro.
-Ajá. –Asentí con emoción. Ella sonrió y pasó su mano detrás de su nuca.
-Me hace sentir maripositas en el estómago. –Dijo. Yo hice un gesto de asombro, y me acerqué a ella mientras hacía sonidos raros.
-¿Es serio? –Le pregunté. Asintió con los ojos cerrados.
-Es increíble cómo se siente cuando está cerca. –Echó su cabeza hacia atrás y la pegó del casillero- Maldito Lanzani, se metió en mi cabeza. –Dijo. Y una vez más morí y volví a nacer dentro de mí. ¡Mi mamá está enamorada de mi papá!
-¿Irás por él? –Me miró y me dio una media sonrisa, se despegó de los casilleros y acomodó su falda color caqui y su blusa violeta.
-Tal vez lo haga. –Me dio una sonrisa.

Luego de la clase de historia que tenía, totalmente sola, es decir, sin mamá ni papá, busqué a mamá por los pasillos de la escuela.
Pensé que nos veríamos en la cafetería pero allí no la encontré, fui a los baños pensando que podía estar con papá, en caso no interrumpiría pero no estaba.
Busqué en cada rincón, hasta en el armario del conserje y nada, no estaba.
-Bobo. ¿Dónde te has metido Lali? –Susurré para mí. De pronto una voz en mi cabeza habló “Ve a casa”.
-¿Ronda? –Pregunté, el eco de mi voz resonó en el pasillo vacío. La voz habló de nuevo, esta vez más fuerte “Ve a casa, Allegra. Tu madre te necesita”.

No titubeé antes de salir corriendo. Corrí por las calles como alma que lleva el diablo, podía sentir la tristeza de mamá, sus lágrimas corriendo por sus mejillas, su corazón roto, pero no sabía por qué.
Mis lágrimas empezaron a salir. Y de pronto ocurrió; empecé a quedarme sin energía, empecé a desvanecerme pero logré sentarme en una banca. De pronto mis recuerdos se habían ido. No recordaba mi primer día de clases, ni las excursiones, ni cumpleaños número 13, como dije, sabía que había ocurrido pero la imagen ya no estaba, fue como si lo hubiera inventado todo. Trataba con todas mis fuerzas de recordar algo, quería sacarme el cerebro y exprimirlo como una naranja pero no podía. Recordé que tenía una barra de chocolate en mi bolsillo y la tomé, la abrí sin fuerzas y la llevé a mi boca.
-Oh sí. –Empecé a sentir como la energía volvía a mi cuerpo, solo un poco pero bastaba para caminar rápido a casa de la abuela.
Ahora mi dilema era ¿Qué pasó con mamá?

Continuara.......

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