martes, 27 de mayo de 2014

Capitulo 22


Y básicamente el jueves me lo pasé en la cama, me sentía débil, muy débil, al punto de caer en el piso. Y justo, la única imagen de mi vida que tenía era el último día, antes de que todo esto pasara.
Mamá se la pasó cuidándome. Se había comportado como una verdadera madre.
El viernes llegó y, por alguna razón, me sentía mucho mejor.
Eran las ocho y mamá se preparaba para el baile, se miraba en el espejo, luciendo un hermoso vestido azul celeste, sin mangas, su cabello estaba recogido en un bien elaborado moño, con algunos mechones sueltos y llevaba unos lindos tacones negros. Ella se veía sin duda hermosa pero su cara reflejaba tristeza. Yo, solo usaba mi chaqueta negra y mis blue-jeans, la misma ropa con la que llegué.
-Sonríe. –Le di ánimos poniendo mis manos en sus hombros- Es tú día especial. –Ella mordió su labio y una lágrima se resbaló por su mejilla.
-No es especial si no estás con esa persona. –Bajó su cabeza.
-Oye, oye. –La hice girarse para mirarme- Él estará ahí. –Negó.
-Con Mariela. –Sequé sus lágrimas con mi dedo pulgar.
-Pero estará pensando en ti. –Levantó la vista.
-No… él tiene a la chica más hermosa de todo el instituto a su lado ¿Por qué estaría pensando en mí? –Le sonreí.
-Porque eres hermosa, porque te besó y le gustó, porque sabe que eres una chica grandiosa.
-¿Y si es así por qué va con ella? –Me encogí de hombros.
-Porque es un tonto, pero tu amas a ese tonto. –Volteó su cara y negó con la cabeza.
-No, ya no. –Y entonces mis piernas fallaron, caí al suelo, por suerte los brazos de mamá me sostuvieron para que mi cabeza no llegara hasta allá.
-Allegra¿Estás bien? –Me levanté con su ayuda.
-Lo estoy, sí, solo necesito comer y podremos irnos al baile. –Ella me ayudó a llegar a la cama.
-No, no puedes ir así. –La tomé de los brazos y la obligué a mirarme.
-Lali, no te preocupes, confía en mí, esto no es nada de qué preocuparse, debo ir al baile.
-Pero… ni siquiera tienes pareja ¿Por qué quieres ir? –Le sonreí débilmente.
-Quiero verte ser feliz. Dicen que los bailes son mágicos, nunca sabes lo que puede pasar. –Ella soltó una pequeña risa.
-Allegra, ¿estás segura? –Asentí.
-Vamos a ese baile. –Ella sonrió.

Luego de unos minutos de espera Raphael Dioniccio, el capitán del equipo de futbol llegó en su Porche. Según 
él, mamá lo había impresionado el día de la fiesta, tanto como para llevarla al baile. No confiaba en él pero debido a las circunstancias, alguien tenía que llevarnos y él se ofreció, claro, no haría esto si no esperara un maratón de besuqueos y toqueteos en el estacionamiento, pero tendría que pasar sobre mí para eso.
-Gracias. –Dijo mamá cuando él se bajó a abrirle la puerta del auto. Y yo, bien gracias, Raphael solo se concentraba en el trasero de mamá.

Me bajé del auto pisando fuerte y los perseguí a paso de golpe.
Cuando entramos lo primero que vi fue a la tía Euge abalanzarse sobre mamá repitiéndole una y otra vez lo hermosa que estaba. El tío Nico estaba detrás de ella e igual que el tío Pablo y el tío Pablo quienes sostenían a dos hermosas chicas junto a ellos, a las que no reconocí, recordaba que la tía Rochi y el tío Pablo se conocieron en la universidad y Pablo y Rochi llevan mucho de conocerse.
Busqué a papá con la mirada, paseaba de un lado a otro buscándolo. La zorra de Mariela estaba allí pero papá no.
Ahora lo que me faltaba era esto, que papá se hubiera arrepentido y escapando como siempre. Dios, quería matarlo.
Perdí a mamá de vista, Raphael estaba hablando con otros mastodontes del equipo pero mamá no estaba.
De pronto oí la voz de Mariela, su chillona voz pronunciando el nombre de mi madre.
-Creí que había quedado claro que no vendrías, Lali -Dijo. Me giré y la parada frente a ella, en medio de un tumulto de gente que se acercaba a mirar.

Continuara...........

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